Con el paso del tiempo el oro y la plata acaban perdiendo su brillo original, dándoles un aspecto mate y apagado. Pero todas las manchas tienen solución si sabemos cómo limpiarlas. A continuación te contamos los mejores trucos para limpiar las joyas de plata y de oro con productos caseros.
Los siguientes métodos no deberían usarse si las joyas tienen piedras preciosas u otros materiales incrustado, ya que podrían verse afectados.
Cómo limpiar la plata
Con el tiempo y el contacto con la humedad la plata tiende a ennegrecerse, formando una capa de sulfuro de plata. Con este sencillo truco podrás dejar tus cubiertos y joyas de plata como nuevas.
- Recubre un recipiente de cristal con papel de aluminio y llénalo con agua caliente.
- Añade dos cucharadas soperas de bicarbonato de sodio por cada litro de agua y espera hasta que se disuelva.
- Mete las piezas de plata ennegrecida en el agua y deja que el aluminio junto con bicarbonato actúe sobre las manchas.
- Cuando la plata esté limpia, saca las piezas y acláralas con agua.
- Seca las piezas con un paño suave.
Para evitar que la plata se ennegrezca lo mejor es el uso diario. Si no vas a utilizar los cubiertos o joyas durante un tiempo lo más importante es guardarlos en un lugar seco. Para esto puedes envolver las piezas en una tela de algodón y guardarla junto con un trozo de tiza.
Cómo limpiar el oro
A diferencia de la plata las joyas de oro no se ennegrecen con el tiempo, pero también acaban ensuciándose con la grasa corporal y los productos cotidianos.
- Llena un recipiente con agua caliente y échale unas gotas de lavavajillas delicado.
- Mete la pieza de oro en la solución y déjala en remojo durante un minuto.
- Con un cepillo de dientes muy suave frota delicadamente la superficie.
- Aclara con abundante agua antes de secar con un paño suave.
Para limpiar y pulir el oro también se puede utilizar amoniaco, pero sólo debería usarse en casos excepcionales, ya que existe el riesgo de decoloración.
- Mezcla una cucharada de amoniaco en 1 litro de agua.
- Moja brevemente la pieza de oro en la solución.
- Aclara bien con agua limpia, asegurándote de que no queden restos de amoniaco.
- Sécalo con un paño de algodón suave.